La crisis energética en Cuba da un nuevo y preocupante salto con la salida de servicio de dos unidades de la termoeléctrica de Mariel, ocurrida en la noche del martes 25 de marzo. El hecho ha generado un déficit de generación eléctrica que roza niveles similares a los registrados antes del colapso total del sistema nacional el pasado 14 de marzo.
Según datos de la Unión Eléctrica (UNE), el déficit máximo pronosticado para este miércoles es de 1.405 MW en horario pico, lo que implica que alrededor del 44% del país podría quedar sin servicio eléctrico en ese momento. En la jornada anterior, la afectación real fue incluso mayor: 1.618 MW, superando el pronóstico inicial de 1.390 MW.
Las unidades 5 y 6 de Mariel sufrieron averías, aunque la UNE solo reconoce oficialmente la unidad 5 como fuera de servicio. También están fuera por mantenimiento o avería las unidades 2 de Felton, 8 de Mariel, 2 de Santa Cruz del Norte, 3 y 4 de Cienfuegos, y la 5 de Renté, lo que deja al país con un sistema termoeléctrico al borde del colapso operativo.
La situación se complica aún más por problemas en subestaciones de Villa Clara, según reportó el periodista oficialista José Miguel Solís, sin que se ofrecieran detalles técnicos al respecto. Tampoco se ha informado cuántos grupos electrógenos o sistemas de generación distribuida están funcionando para amortiguar la crisis.
Este nuevo pico de afectación ocurre a menos de dos semanas del cuarto apagón general en cinco meses, un colapso que dejó a la mayor parte del país sin electricidad durante más de 48 horas. A pesar de los anuncios del Gobierno sobre inversiones en parques solares, el propio ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, reconoció recientemente que esas soluciones no bastan para superar la crisis.
Para agravar aún más el panorama, el ministro anunció esta misma semana que el Central Termoeléctrico Antonio Guiteras, uno de los pocos bloques de generación base aún operativos, será sometido a una reparación capital que tomará entre 8 y 10 meses. Esta prolongada salida de servicio reducirá aún más la ya crítica capacidad de generación del país, anticipando un escenario de apagones prolongados e inestabilidad energética permanente para lo que resta de 2025.
Lejos de resolverse, la debacle energética del régimen cubano sigue profundizándose, con una población exhausta por los apagones y una infraestructura obsoleta que se desmorona día tras día, dejando al país a oscuras, literal y políticamente.