El gobierno de Estados Unidos ha prorrogado hasta el 27 de mayo la autorización que permite a Chevron operar y exportar petróleo desde Venezuela, una medida que ofrece un respiro temporal a la petrolera estadounidense en medio de crecientes tensiones comerciales impulsadas por el expresidente Donald Trump.
La decisión, informada por Reuters, se produce horas después de que Trump anunciara la imposición de un arancel del 25% a cualquier país que mantenga relaciones comerciales de petróleo o gas con el régimen de Nicolás Maduro, como castigo por la falta de avances en reformas electorales y la devolución de migrantes venezolanos.
Chevron, que desde 2022 opera bajo una licencia especial en el país sancionado, sólo está autorizada a exportar crudo al mercado estadounidense. Tras la nueva medida, se mantiene operativa por dos meses más, a pesar de que inicialmente se le habían dado solo 30 días para cerrar operaciones, desde el pasado 4 de marzo.
La administración Trump anunció además que el arancel —denominado “arancel secundario”— entrará en vigor el 2 de abril. Según el propio Trump, esta sanción responde a la supuesta llegada de “decenas de miles de personas de naturaleza muy violenta” desde Venezuela hacia Estados Unidos.
El impacto del anuncio no se hizo esperar: los precios del crudo de referencia internacional subieron cerca de 1.5%, reflejando la incertidumbre en torno al comercio energético con Venezuela, país miembro de la OPEP.
Venezuela envió en febrero unos 503.000 barriles diarios de crudo, principalmente a China, su mayor comprador, lo que representa el 55% de sus exportaciones. También figuran como destinos España, Italia, Cuba e India. Sin embargo, los compradores chinos ya han reducido sus volúmenes en el pasado debido a aranceles similares, lo que obligó a la estatal PDVSA a aplicar mayores descuentos.
El anuncio de Trump llega además días después de conocerse que Shell planea comenzar la producción de gas natural en el campo Dragon, en aguas venezolanas, con vistas a exportarlo hacia Trinidad y Tobago en 2026, un año antes de lo previsto.
Hasta el momento, ni Chevron ni el régimen de Maduro han emitido declaraciones públicas sobre estas nuevas medidas, que podrían reconfigurar el ya complejo panorama energético y geopolítico de la región.