Medios oficialistas cubanos han iniciado una nueva ofensiva mediática contra Starlink, el servicio de internet satelital propiedad del empresario Elon Musk, tras los reportes de la presencia de sus dispositivos en Cuba. En artículos publicados por Cubadebate y el portal propagandístico “Derribando Muros”, se acusa a la compañía de intentar “inundar” la isla con internet sin control estatal, lo cual representa una amenaza directa al monopolio que ejerce el régimen a través de ETECSA.
El artículo más citado, titulado “Los tentáculos satelitales de Musk llegan a Cuba”, sostiene que esta tecnología forma parte de una supuesta estrategia liderada por el expresidente estadounidense Donald Trump y Elon Musk para “desestabilizar” al gobierno cubano. Según el régimen, los dispositivos violan las normativas del Ministerio de Comunicaciones, ya que requieren una activación fuera del país y no están autorizados para su importación.
No obstante, en la realidad cubana, muchos ciudadanos ya acceden a estos dispositivos a través de la plataforma Revolico, donde se venden pese a las restricciones oficiales. Para los cubanos, especialmente los emprendedores y pequeños negocios privados, Starlink representa una alternativa real y más estable frente al servicio lento, costoso y censurado de ETECSA.
La congresista republicana María Elvira Salazar, firme opositora del régimen, ya había anunciado en noviembre de 2024 su intención de llevar internet libre a Cuba con apoyo de Elon Musk, lo que ha sido interpretado por las autoridades cubanas como una nueva forma de “injerencia extranjera”.
El régimen teme, con razón, que esta tecnología permita sortear la censura y el control informativo, pilares fundamentales de su estructura de poder. Según fuentes citadas por medios oficialistas, estos intentos estarían siendo financiados por fondos antes gestionados por la USAID y orientados a apoyar iniciativas prodemocráticas en la isla.
Lejos del relato del gobierno, lo que está en juego es el derecho de los cubanos a conectarse libremente al mundo sin la tutela del Estado. La presencia de Starlink en Cuba revela el anhelo de una ciudadanía que busca, cada vez más, romper las cadenas digitales impuestas por una dictadura que ve en la tecnología una amenaza existencial.
En un país donde el acceso a la información ha sido históricamente manipulado, el internet libre se convierte en una herramienta de liberación. Y eso, para el régimen, es inadmisible.
Mercado negro digital: Starlink a precios de lujo y fuera del radar oficial
Una investigación publicada por el medio independiente elTOQUE el 18 de marzo de 2025, confirmó que, aunque Starlink no ofrece oficialmente servicio en Cuba, hay decenas de dispositivos circulando en el país. En su reportaje, elTOQUE identificó más de 60 anuncios activos en la plataforma REVOLICO y otros tantos en grupos de Facebook dedicados a la compraventa de productos tecnológicos.
Periodistas del medio contactaron a siete vendedores que confirmaron haber vendido e instalado dispositivos a clientes dentro de la isla. Aunque todos aclararon que el servicio debe activarse desde el extranjero, afirmaron que funciona con normalidad en Cuba. Los números telefónicos usados por los vendedores provenían de Estados Unidos, México, Paraguay e incluso Cuba.
Los dispositivos, en sus versiones V3 y V4, tienen un precio que oscila entre 1 300 y 1 800 USD, lo que equivale a más de 500 000 CUP en el mercado informal, una cifra inalcanzable para la mayoría de los cubanos. Según elTOQUE, se requerirían más de ocho años de salario promedio en la isla para adquirir uno de estos equipos, sin gastar en absolutamente nada más.
Además, varios reportes indican que el régimen ha comenzado a perseguir a quienes instalan o usan estas tecnologías de forma clandestina, especialmente en provincias como Cienfuegos, donde ya se han registrado acciones policiales.
Los vendedores contactados ofrecían servicios de instalación, configuración y asesoría, e incluso algunos incluían estos servicios en el precio final. El plan más usado, según explicaron, es el itinerante de EE.UU., con un costo mensual de 165 USD.
El reportaje también señala que, aunque la empresa de Musk anunció en el pasado que suspendería el servicio en países no autorizados, hasta el momento Starlink sigue funcionando en Cuba sin bloqueos evidentes, dejando claro que el acceso real depende más de decisiones comerciales que de las restricciones impuestas por los gobiernos.
Los testimonios recogidos por elTOQUE refuerzan una realidad cada vez más evidente: internet sin ETECSA ya es una posibilidad concreta en Cuba, y aunque por ahora solo accesible para unos pocos, representa una grieta significativa en el cerco informativo del régimen.