En medio del apagón digital que impone el régimen cubano a través del monopolio estatal de ETECSA, una grieta se abre en el muro del control informativo: Starlink, el sistema de internet satelital impulsado por Elon Musk, ofrecerá a partir de julio de 2025 conexión gratuita a determinados modelos de teléfonos móviles, sin necesidad de infraestructura terrestre.
La medida promete transformar radicalmente el acceso a la red en zonas rurales y aisladas del mundo.
Según SpaceX, la conexión satelital estará integrada directamente a celulares compatibles —como el iPhone 14, Galaxy S21 o Pixel 9— y se activará automáticamente cuando no haya cobertura terrestre. En ese momento, el dispositivo mostrará el mensaje “T-Mobile SpaceX”, indicando la conexión exitosa a Starlink.
En una primera etapa, el servicio será limitado a mensajería de texto, envío de ubicación en tiempo real y llamadas de emergencia, pero se prevé una expansión hacia llamadas de voz y navegación web. Esta función no requerirá aplicaciones externas ni configuración por parte del usuario: el acceso será automático.
La tecnología de Starlink, basada en una constelación de más de 5.000 satélites en órbita baja, ofrece velocidades de entre 50 y 250 Mbps y una latencia de apenas 20 a 40 milisegundos, mucho menor que los sistemas geoestacionarios tradicionales. Su diseño permite cubrir territorios donde los operadores tradicionales simplemente no llegan… o no quieren llegar.
En el caso cubano, esta iniciativa representa un golpe directo al control absoluto de ETECSA, la empresa estatal que impone las tarifas más altas y el servicio más deficiente del continente, cobrando precios astronómicos por datos móviles y limitando sistemáticamente el acceso a información libre.
Durante años, el régimen ha usado la conectividad como herramienta de represión y censura, bloqueando redes sociales, persiguiendo activistas digitales y monitoreando a periodistas independientes. El internet en Cuba no es un derecho, es una concesión arbitraria… hasta ahora.
La llegada de servicios como Starlink podría erosionar progresivamente ese control. Si bien aún se trata de una funcionalidad básica y con restricciones iniciales, el potencial de ruptura del cerco informativo es innegable. La sola posibilidad de enviar un mensaje fuera de la red estatal, sin pasar por los servidores del MININT, es un cambio de paradigma.
Además, modelos recientes de celulares Motorola, Google, Apple, Samsung y T-Mobile están dentro de la lista de dispositivos compatibles. En el futuro, no será necesaria una antena ni una oficina de ETECSA: bastará con tener un dispositivo actualizado y estar fuera del alcance de las torres terrestres.
Elon Musk, desde su emporio tecnológico, no ha mencionado directamente a Cuba. Pero con esta jugada, ofrece una herramienta que podría cambiar el juego en países bajo regímenes autoritarios que temen más al libre flujo de información que a cualquier sanción internacional.
El temor del régimen no es infundado. En marzo de 2025, medios oficialistas como Cubadebate arremetieron contra Starlink tras reportes de que varios de sus dispositivos ya circulaban clandestinamente en Cuba. Acusaron al proyecto de Elon Musk de ser parte de una supuesta conspiración extranjera para “desestabilizar” el país y denunciaron que su uso viola normativas del Ministerio de Comunicaciones.
Sin embargo, investigaciones independientes como la de elTOQUE revelan una verdad distinta: decenas de cubanos ya acceden al internet satelital mediante equipos adquiridos en el mercado informal, desafiando la censura y esquivando el control absoluto de ETECSA. Aunque los precios son todavía prohibitivos para la mayoría, esta realidad confirma que internet libre sin infraestructura terrestre ni permiso estatal ya es técnicamente posible en la isla.
Starlink no es solo un avance tecnológico. Para millones de cubanos, podría ser el principio del fin de la desconexión forzada. Un nuevo horizonte se dibuja en el cielo… literalmente.